¿Por qué y desde cuándo el 29 de octubre es el Día Mundial del Ictus?
Fue en 2004 cuando el Congreso Mundial sobre el Ictus celebrado en Vancouver (Canadá), con el empeño decisivo del neurólogo canadiense Vladimir Hachinski, valoró la necesidad de establecer un Día Mundial del Ictus, algo que acaecería dos años después, 2006, con su fijación en cada 29 de octubre. Su motivación se movía entre la llamada de atención, la concienciación y la divulgación ante la evidencia, plasmada en ese encuentro, de un crecimiento tanto en el número de casos como en la gravedad de los mismos y sus secuelas.
Fue entonces cuando se proclamó “Stroke is a treatable and preventable catastrophe” (El Ictus es una catástrofe tratable y prevenible). En 2010, en una intensificación de la severidad de la llamada de atención, la World Stroke Organization (WSO) proclamaba mundialmente al ictus como “emergencia de salud pública”. Desde hace más de un lustro la Organización Mundial de la Salud admite que el Ictus, en cualquiera de sus manifestaciones, ya supone la segunda causa de mortalidad mundial. Una de cada cinco personas que sufre un ictus acaba falleciendo, mientras que otras tres sobrevive sufriendo secuelas que, en función del tiempo de reacción, son mayores. Aquí entran conceptos como “accidente cerebrodependiente” o “el tiempo es salud”.
Hachinski es el padre de la denominación “ataque cerebral” que antecedió al ictus y, conceptualmente, llegó a generar alguna confusión. El doctor e investigador, una referencia en su campo, fue investido en 2001 Doctor Honoris Causa por la Universidad de Salamanca. Allí tuvo la oportunidad de mostrar su excepcional dominio del castellano, en parte cultivado durante su infancia en Venezuela y siempre presente a través de su condición de miembro de la Academia Norteamericana de la Lengua Española. Desde el primer momento abogó por la conciencia social sobre el Ictus, tan desconocido, tan dañito, al mismo tiempo tan fácilmente evitable: una amarga realidad de la cotidianeidad de nuestras sociedades, acaso hija también de los modos de vida, los hábitos sedentarios y las costumbres alimenticias de nuestros tiempos.
Según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN) puestos de nuevo sobre la mesa por la Fundación Freno al Ictus en su ‘Encuentro Científico y Social sobre Ictus’ de 2024, en los próximos 15 años, los casos de ictus en España podrían aumentar un 35%. En 2020, el ictus fue responsable de 6,6 millones de muertes en todo el mundo, convirtiéndose en la segunda causa principal de fallecimiento, la primera causa de muerte en mujeres y la tercera de discapacidad. Se proyecta que para 2050 esta cifra podría aumentar en un 50%, alcanzando los 9,7 millones de muertes anuales. En Europa, 1,1 millones de personas sufren un ictus cada año, con una tasa de mortalidad del 20-35%, lo que lo convierte en la primera causa de discapacidad. En España, en 2023, se registraron 23,173 muertes por ictus, de las cuales el 55% correspondieron a mujeres.