Bicis para la Vida by Škoda regresa a Marruecos con la Škoda Titan Desert y la energía de una hermosa historia personal
Todas y cada una de las entregas de Bicis para la Vida by Škoda son igual de especiales. Por la generosidad y el cariño que llegan desde los donantes, ya sean estos personas físicas o instituciones; por el entusiasmo y el compromiso de todos los voluntarios que aportan su grano de arena para el desarrollo del proyecto; y por supuesto, y eso sí que es lo más especial, por las miradas, por las sonrisas, por esas luces en los ojos, esos rictus de felicidad y esos entusiasmos que todo lo inundan de los que reciben las donaciones.
El retorno de Bicis para la Vida by Skoda a Marruecos, por segundo año consecutivo en el marco de la Škoda Titan Desert, ha traído consigo una nueva entrega de material y la concreción de un hermoso y esperado final feliz para una donación que se realizó el año pasado por estas fechas y que no pudo efectuarse por una cuestión logística, horas, pero imposibles de subsanar. En esta ocasión el proyecto ha entregado 14 bicicletas para los infantes de la asociación de Hassilabied, en las cercanías de Erg Chebbi y Merzouga y no lejos de Maadid, enclave final de la edición 2024. Una dotación de diferentes tipos y tamaños. Pero con la presencia de una unidad muy especial: una bici de la marca Trek de color rojo.
“Tanto las cosas, como las personas tienen sus historias”, comentaba en su día Edu Pinto, donante de la misma. Edu, aficionado a la bici, explicaba cómo esta bici había hecho las delicias de su padre durante muchos años. “Mi afición al mountain bike viene de él”, recordaba. “Un año le regalamos la bicicleta de sus sueños y de eso hace más de 15 años. Con ella ha hecho miles de kilómetros, tres Camino de Santiago, etcétera. Como todo, acabas cogiéndole un gran cariño. Al final mi padre se pasó a la bici de 29”. Pero era tanto el cariño que tenía por esta bici que no quería desprenderse de ella. Así que la teníamos guardada en el altillo. Allí se hubiera quedado de por vida”. “Este regalo me ha acompañado durante 15 años; me ha acompañado en silencio y ha sido mi fiel compañera en cientos y cientos de salidas. Espero que el que la reciba le ayude en su día a día”, deseaba por su parte el progenitor, Josep M. Pinto.
Edu Pinto donó la bicicleta en abril de 2023, en el contexto de los preparativos del viaje a la Titan Desert del año pasado. Sin embargo, por circunstancias logísticas, su montura se acabó quedando fuera de la expedición. Una bici con tantas pasiones detrás debía recibir su segunda vida allí donde sus donantes más lo deseaban. Un año antes Eduardo explicaba sobre la donación: “Nos hace muchísima ilusión, nos despediremos de ella, pero para una gran causa. Ayudar a los jóvenes y no tan jóvenes para que puedan desplazarse al colegio o al trabajo en su día a día”. Finalmente, esa maravillosa bici que hizo las delicias de su padre fue entregada este jueves junto con otras trece monturas. Desde el proyecto Bicis para la Vida by Škoda, desde Škoda y desde la Fundación Contador queremos darle las gracias por su paciencia y su comprensión. No hay entregas mejores o peores. Todas son diferentes. Y todas tienen una historia detrás. Y de vez en cuando no está de más recordarlas.