Jornadas de donaciones de Bicis para la Vida en la provincia de Toledo
El programa Bicis para la Vida coimpulsado por la Fundación Alberto Contador, la Fundación Ananta y la Fundación Seur ha desarrollado a lo largo de esta semana tres nuevas acciones en el marco de su compromiso para estimular y colaborar con la recuperación y reinserción de algunos de los colectivos menos favorecidos de la sociedad a través de los beneficios de la práctica del ciclismo. Hasta 56 bicicletas que afrontan una segunda vida con el firme propósito de aportar sus pedaladas para estos fines.
En primero lugar, el proyecto hizo entrega de veintiuna bicicletas al centro de educación especial con el que la Fundación Madres de la Esperanza cuenta en la población toledana de Talavera de la Reina, un centro gestado en 1973 donde se trabaja con alumnos que presentan necesidades educativas especiales y se les forma en su transición a una vida adulta. “Estamos muy agradecidos por la aportación de la Fundación a nuestra entidad: solo viendo la primera toma de contacto, estamos seguros de que los chicos disfrutaran mucho con esta nueva actividad”, destacaban desde este centro.
La comunidad Hogar Zoe, con su sede en las afueras de Toledo capital, fue la siguiente institución en recibir una donación de bicicletas. Hasta diecisiete monturas les fueron entregadas a los responsables e internos de este centro de integración y rehabilitación social que desde 1987, con el apoyo y la tutela de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul, trabaja con jóvenes con problemas de drogadicción.
Este miércoles se desarrolló la última donación: la entrega de dieciocho bicicletas al centro terapéutico urbano de la Asociación Jesús Abandonado de Toledo, una institución creada en 1994 para ayudar a la rehabilitación de personas con problemas con el alcohol que desde 2004 tiene su sede en la ciudad de las tres culturas en su calle San Torcuato.
Presidente de esta asociación, el doctor Fernando Jiménez Díaz señala: “Para una organización como la nuestra, con el objetivo de rehabilitar a personas con problemas con el alcohol, la actividad física es una gran aliada. La posibilidad de disponer de estas bicicletas donadas por la Fundación supone un importante impulso a nuestro plan de actividades. Trabajamos con personas que han caído en esta enfermedad y que necesitan un apoyo integral no sólo de tipo psicológico, sino también físico. Y la bicicleta, en su conjunto, aporta un altísimo beneficio. Es una actividad al aire libre, grupal, que además nos plantea una potenciación del cansancio y por ende un mejor sueño en un perfil de paciente con hábitos delicados”.