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#Ictus

Se espera un aumento del 45% en las muertes por ictus en los próximos diez años

La Fundación Contador estuvo entre el público asistente al interesantísimo «Encuentro científico y social sobre el ictus» organizado, en el marco del Día Mundial del Ictus (29 de octubre), por la Fundación Freno al Ictus, la Sociedad Española de Neurología (SEN) y el Grupo de Estudios de Enfermedades Cerebrovasculares (GEECV) de la SEN. Una jornada cuyo objetivo principal fue analizar el impacto de esta enfermedad en España.

Este trastorno cerebrovascular, que ocurre cuando el flujo sanguíneo hacia una parte del cerebro se interrumpe, puede tener efectos devastadores en la calidad de vida de los pacientes y sus cuidadores. Según las proyecciones de la SEN, se estima que en menos de 15 años el número de casos de ictus aumentará en un 35%. Además, si no se toman medidas preventivas, se espera un aumento del 45% en las muertes por ictus y un aumento del 25% en el número de supervivientes con discapacidad en los próximos 10 años en Europa. El enfoque en la prevención es crucial, ya que una proporción significativa de casos de ictus pueden evitarse al controlar los factores de riesgo modificables. Estos incluyen la gestión de la presión arterial, los niveles de colesterol y la diabetes, así como la reducción del consumo de alcohol y tabaco, junto con la promoción de una dieta saludable y la práctica regular de ejercicio físico.

La Doctora María del Mar Freijo Guerrero, neuróloga en el Hospital Universitario de Cruces de Bilbao y Coordinadora del Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares de la SEN, afirmó que «el control estricto de los factores de riesgo vascular, los hábitos de vida saludables y el cumplimiento del tratamiento puede reducir el riesgo de recurrencia hasta en un 80%». La doctora Freijo puso sobre la mesa que sigue existiendo un importante Desconocimiento y una falta de información entre la población sobre qué es un ictus, aunque se ha mejorado mucho con respecto a cuando ella misma inició su andadura profesional: un 62% de los pacientes presenta un conocimiento limitado antes del episodio y un 22%, después.. También resaltó la importancia del apoyo post-ictus para pacientes y cuidadores. Destacó cifras mundiales alarmantes, como las 6,6 millones de muertes por ictus en 2020, con una proyección de aumento del 150% para 2050. En Europa, 1 millón de personas son afectadas y fallecen, representa el 35% de discapacidad en el adulto siendo su principal causa.

Durante el acto, también se abordó la patología desde su dimensión social a través de una cercana charla sobre «Daño Cerebral Invisible» presentada por la psicóloga clínica Aurora Lassaletta Atienza, autora del libro «El Daño Cerebral Invisible» y presidenta de la Asociación Daño Cerebral Invisible quién participó junto al Dr. Marcos Ríos-Lago de la Unidad de Daño Cerebral del Hospital Beata María Ana y el departamento de psicología básica II de la UNED. Ríos-Lago explicó que las lesiones cerebrales pueden ocasionar una variedad de alteraciones físicas, cognitivas y emocionales. Algunas de estas dificultades son visibles externamente, mientras que otras requieren una interacción cercana para ser detectadas. Estas alteraciones «invisibles» pueden tener un impacto significativo en el estado de ánimo, la fatiga, la memoria y la atención, afectando la calidad de vida y la participación en la sociedad. Sin comprender la relación entre estas dificultades y la lesión cerebral, la sociedad puede malinterpretarlas, lo que coloca una carga adicional en los pacientes para desempeñarse sin errores.

En este espacio también se conoció la historia inspiradora de Diana de Arias Far, emprendedora social, fundadora y presidenta de Decedario, quien nos recuerda en el Día Mundial del Ictus que «cada desafío que enfrentamos representa una oportunidad para crecer, aprender y fortalecernos». Destacó la importancia de la comprensión y el apoyo como elementos fundamentales para construir puentes hacia la recuperación y la esperanza e hizo hincapié en que detener el impacto del ictus y reducir sus consecuencias es un compromiso compartido con la sociedad.